Interesante esta entrevista a
[…] «Los partidos políticos: son cajas de gente que siempre cree tener la razón, incapaces de trascender las conveniencias de su propia estructura. Por eso, en los partidos no hay talento y si, por descuido se les cuela un ser inteligente, lo esterilizan. Mire lo que le ha pasado a Carmena.
Pues usted ha hecho campañas de partido.
Pero desde la publicidad, no desde la política.
¿Cuál es la diferencia?
Yo soy todo lo contrario de un político; soy un publicitario: no pretendo tener siempre toda la verdad. Y esa renuncia es moderna; porque hoy ya no hay libertad de expresión, lo que hay es libertad de propaganda. Y eso está muy bien, porque cada uno ahora puede elegir la suya.
¿No le molestan los fakes ?
Me aburren los que creen que me engañan, porque lo que ha caído en desuso es la pretensión de veracidad. Y es que en una democracia moderna, cada uno dice su mentira y la audiencia también dice y elige la suya.
¿Hemos asumido la ética de la publicidad?
Porque es más honesta y actual que la vieja pretensión de veracidad de políticos y poderosos. En mi gremio, ya hace años que admitimos que somos mentirosos: la gracia está en que nuestra mentira acierte la verdad del comprador.
¿Qué ha cambiado en ese gremio?
Todo. Antes teníamos una audiencia sin capacidad de respuesta y la tele era el medio todopoderoso para difundir el mensaje. Pero hoy la publicidad es un diálogo; no un anuncio. Y la tele, una caja muerta, mientras las pantallas se multiplican, ubicuas, en espacio y tiempo.
¿Cómo me publicito, pues?
Las marcas ya no son anunciantes, sino emisores y receptores de comunicación a todas horas.
¿Y eso qué significa?
Escuchar. La marca tiene que escuchar y sólo triunfará si sabe dar lo que le piden.
¿Justo lo que no hacen los gobiernos?
Las marcas deben hacer política y expresar su visión del mundo. Porque ya no son marcas y medios, sino que las marcas son el medio: generan contenidos desde esa visión propia. La inoperancia de los políticos ha acabado haciendo que busquemos y elijamos verdades en el consumo»… [+] La Vanguardia